Pablo Ruíz, Grupo Kapitalia
La historia nos ha enseñado que las grandes transformaciones no piden permiso. La Inteligencia Artificial (IA) no es una moda pasajera, sino la Quinta Revolución Industrial que está reescribiendo las reglas de juego en absolutamente todos los mercados, y el sector de servicios y limpieza en España no es la excepción. Mi convicción, como tecnólogo y empresario en Grupo Bigtoone, es que hemos llegado a un punto de inflexión, una encrucijada donde el verdadero reto ya no es si adoptaremos la IA, sino si seremos lo suficientemente rápidos y audaces para subirnos a esta ola.
Durante años, han lidiado con el mismo conjunto de problemas: la eterna presión de los márgenes muy ajustados, la dificultad crónica en la gestión de equipo y la alta rotación, el problema del absentismo, y la constante competencia que nos obliga a ser visiblemente mejores y más eficientes. Permítanme ser claro: la IA no es un reto más a superar en esa lista. En mi opinión, la IA es, de facto, la solución a todos los inconvenientes, problemas y desafíos que viven las empresas día a día. Se trata de dejar de competir por precio para empezar a hacerlo por eficiencia y productividad por hora.
Pero un cambio de esta índole no es solo tecnológico, es, ante todo, cultural. En un proceso de transformación como este, la mentalidad de los equipos se convierte en el factor crítico de éxito. Si no se logra generar una cultura digital y un liderazgo digital e innovador desde la cúpula, la empresa simplemente no podrá sumarse de manera efectiva a la ola de la IA y la digitalización. Esto no es solo implementar una herramienta, sino forjar un Puente hacia la Oportunidad donde la IA trabaje en equipo con tu equipo.
Mi recomendación más urgente es que hay que actuar rápido. En un entorno tan competitivo, la ventaja es efímera, y si dudamos o nos demoramos, la competencia nos puede adelantar, capitalizando la Logística Inteligente, la Gestión Predictiva de materiales y la Calidad Garantizada que ofrece la tecnología. El primer paso, y el más crucial, es empezar siempre por un proyecto piloto pequeño. No se trata de transformar la operación de la noche a la mañana, sino de identificar el mayor «dolor de cabeza» actual y buscar una solución medible.
El camino es secuencial y lógico. Primero hay que digitalizarse para poner los cimientos y recoger datos; posteriormente, implementar ese piloto de IA a pequeña escala y medir los resultados y finalmente, según el éxito, escalar y optimizar lo que funciona para expandir la innovación a toda la operación. Esto es lo que nos permitirá lograr la Optimización Extrema que el mercado demanda.
El uso de tecnología accesible (SaaS) está a la mano de todas las PYMES y empresas. El verdadero reto, hoy, es no aprovechar esta oportunidad. Por eso, mi mensaje final es una llamada a la acción: hay que empezar ya. La inercia es el mayor enemigo de la innovación. Hoy, porque quizás mañana ya se vaya tarde.
